La conciencia es la brújula del hombre.

Solo el abrazo de una madre es capaz de curar el corazón más lastimado.

La esperanza hace que agite el naufrago sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado.

Lo que sostiene al artista es la mirada de amor en los ojos del espectador.

La paciencia es una flor que no florece en todos los jardines.

El caer no ha de quitar la gloria de haber subido.

Debemos cultivar la serenidad, por que es así que germinan las flores más bellas del espíritu.

Si ves que la oportunidad no te llama, tienes que construir una puerta.

Donde el alma no trabaja junto con las manos, ahí, no hay arte.

Si llevas tu infancia contigo, nunca envejecerás.

El arte del descanso es una parte del arte del trabajo.

Como es tu deseo, es tu intención.

El amor que se alimenta de regalos siempre está hambriento.

La serenidad no es estar a salvo de la tormenta, sino encontrar la paz en medio de ella.

Agradece a la llama su luz, pero no olvides el pie del candil que constante y paciente la sostiene.

La vida es una escuela; Los que aprenden a amar y dar la mano a los demás se gradúan con honores.

Cada vez que leemos un libro muere un ignorante.

Hasta los animales esperan el momento preciso.

La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha.

Se alcanza el éxito convirtiendo cada paso en una meta y cada meta en un paso.

El amor es como el agua; si no hay algo que lo agite, se pudre.

Sabes que estas en el camino correcto cuando pierdes el interes por mirar hacia atras.

Si te sientas en el camino, hazlo de frente a lo que has de andar, y de espaldas a lo ya andado.

El respeto es el pegamento que mantiene todo unido.

Vale mas la constancia de una gota que la fuerza de una ola.

No hay que hacer de prisa lo que es para siempre.

La vanidad es el amor propio al descubierto.

Hay quien pasa su vida ignorando a quien ama y amando a quien lo ignora.

Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua.